EL ACTUAR DE LA MEJOR MANERA

EL ACTUAR DE LA MEJOR MANERA 



La conciencia profesional, defendida entre otros por el sociólogo estadounidense Talcott Parsons (1902-1979), se caracteriza por incorporar en su contenido el elemento responsable de la conciencia ética, el auto-conocimiento de la conciencia reflexiva y el personal de la conciencia individual y añadir, además, la interiorización, asunción y normativización de los derechos y deberes que confluyen en el ejercicio de una profesión a través de la cual se adquiere una responsabilidad social. La conciencia profesional es individual e intransferible y se regula a través de códigos de conducta o deontológicos que son elaborados por las organizaciones profesionales por ser estas las mejores conocedoras de los sujetos de cuya conciencia profesional se trata.
Uno de los principios deontológicos fundamentales que, no en vano, cobra especial protagonismo hoy día es el de "obrar según ciencia y conciencia".
Es que obrar según ciencia, o lo que es lo mismo, realizar un correcto desempeño de una profesión en base a la adquisición de unos conocimientos adecuados, consolidados y actualizados constantemente, supone una condición estrictamente necesaria para ejercer como profesional competente.
No obstante, dicha condición no es suficiente para garantizar la plena adecuación del profesional a las exigencias sociales actuales. Es por ello por lo que la conciencia profesional resulta imprescindible en este contexto.
Por estas razones la conciencia profesional representa una dimensión esencial de la conciencia ética, a la que añade la responsabilidad que cada persona tiene. Se manifiesta en un comportamiento socialmente responsable acerca de los deberes específicos de una profesión después de haber interiorizado, asumido y personalizado un código de valores referentes a dicha profesión, para después analizar, aplicar y resolver problemas específicos de la profesión con la mejor competencia y rectitud posibles y socialmente exigibles.
De esta manera, se puede hablar de cuatro niveles de la conciencia profesional:
1.- La conciencia profesional es intransferible e individual, nadie es responsable por ninguna otra persona.
2.- El nivel de los deberes específicos, aprendidos, asumidos y personalizados por socialización ética. Cada persona tiene que haberse socializado en el código deontológico de su profesión.
3.- El nivel de madurez y equilibrio psíquico. Para que la conciencia profesional pueda funcionar hay que gozar de un grado de madurez mínimo.
4.- La aptitud profesional para el ejercicio digno de una profesión.
Así la conciencia profesional nos permite que la profesión pueda llegar a ser una capacidad cualificada para el bien común, con peculiares posibilidades económico-sociales, puesto que el profesional no tendría el carácter de tal por el mero hecho de recibir un título profesional que lo certifica o le da la calidad y cualidad de profesional, toda vez que ningún individuo es profesional por el mero título en sí, pues es sabido que el título lo único que expresa es su calidad de ser ya un profesional, más el título en sí mismo no otorga al profesional las cualidades éticas para serlo, el título profesional lo que importa o debería importar realmente son las cualidades éticas de la persona del profesional, como la idoneidad o aptitud que le da un nuevo perfil a su personalidad.El ser profesionales dignos representa la excelencia, gravedad, decoro que tiene la persona y el respeto consigo mismo y para con la sociedad.

Ética Profesional en la Educación

Se hace necesario, antes de tratar la ética profesional en la educación, precisar brevemente dos conceptos como lo son pedagogía y docencia.
La docencia es aquella actividad que realiza un individuo que se dedica a enseñar o que realiza acciones referentes a la enseñanza. La palabra deriva del término latino docens, que a su vez procede de docere, "enseñar". En el lenguaje cotidiano, el concepto suele utilizarse como sinónimo de profesor o maestro, aunque su significado no es exactamente igual.
El docente o profesor es la persona que imparte conocimientos enmarcados en una determinada ciencia o arte. Sin embargo, el maestro es aquel al que se le reconoce una habilidad extraordinaria en la materia que instruye. De esta forma, un docente puede no ser un maestro (y viceversa). Más allá de esta distinción, todos deben poseer habilidades pedagógicas para convertirse en agentes efectivos del proceso de aprendizaje.
El docente, en definitiva, reconoce que la enseñanza es su dedicación y profesión fundamental. Por lo tanto, sus habilidades consisten en enseñar de la mejor forma posible a quien asume el rol de educando, más allá de la edad o condición que éste posea.
La pedagogía tiene su origen en el griego antiguo paidagogós. Este término estaba compuesto por paidos ("niño") y gogía ("conducir" o "llevar"). Por lo tanto, el concepto hacía referencia al esclavo que llevaba a los niños a la escuela.
En la actualidad, la pedagogía es el conjunto de los saberes que están orientados hacia la educación, entendida como un fenómeno que pertenece intrínsecamente a la especie humana y que se desarrolla de manera social.
La pedagogía, por lo tanto, es una ciencia aplicada con características psicosociales que tiene la educación como principal interés de estudio.
Es importante distinguir entre la pedagogía como la ciencia que estudia la educación y la didáctica como la disciplina o el grupo de técnicas que favorecen el aprendizaje. Así puede decirse que la didáctica es apenas una disciplina que forma parte de una dimensión más amplia como la pedagogía.
La pedagogía también ha sido vinculada con la andragogía, que es la disciplina de la educación que se dedica de formar al ser humano de manera permanente, en todas las etapas de desarrollo de acuerdo a sus vivencias sociales y culturales.
Así ya entendidos los principios de docencia y pedagogía, y según nos ilustran sus ideas centrales, podemos decir, que el profesional de la educación no solo tiene por función transmitir y crear conocimiento, pues su labor educadora debe ir más allá, debiendo estar orientada hacia la responsabilidad ineludible de la formación moral y ética del alumnado.
Consciente de su labor, el docente debe avanzar con la firme convicción de formar "personas" que comulguen con el respeto por la coexistencia con otros y ser uno mismo en valores y principios, asumiendo así la educación como una tarea cívica ciudadana y una alfabetización ética de la sociedad.
En ese contexto el docente debe aprender a comprometerse con los valores asumidos por todos, aprender a ser coherente con lo que piensa, dice y hace, pudiendo así asumirse como sujeto libre individual pero con un rol ético-social indiscutible.
La socialización es la clave en la enseñanza para una formación ética de sus alumnos.
Así serán desafíos éticos para la profesión docente, entre otros:
1.- El deber de que todo acto de enseñanza sea por principio intrínsecamente un acto ético, por lo cual cada acto y/o discurso del docente debe ser en función del bien común de sus alumnos.
2.- El deber de no caer en faltas éticas, como por ejemplo suspender su actividad o abstenerse de ella utilizando determinadas justificaciones que entren en conflicto con las normas éticas y morales de las cuales debe ser el crisol para sus alumnos.
3.- El deber de constante perfeccionamiento en sus conocimientos, lo cual importa un respeto ético hacia su formación y perfeccionamiento, como así mismo un respeto hacia sus alumnos. Capacidad investigativa.
4.- El deber de consolidar un modo de ser, su ethos, configurado por virtudes profesionales, esto es, capacidades que destaquen su profesionalidad.
5.- El deber de formarse y perfeccionarse en el conocimiento y no en la información puesto que información no es sinónimo de conocimiento, lo cual marca la gran diferencia entre la verdadera acción docente intencionalmente educativa y la mera entrega de datos.
6.- El deber de alcanzar los grandes objetivos de aprender a conocer y aprender a aprender, lo cual sólo puede ser alcanzado en un marco ético con el concurso de la voluntad y los afectos individuales y comunitarios.
7.- El deber de no ser solamente un profesional que maneja su disciplina, sino también el "sabio" que conoce como obrar, en la ciencia y en la vida.
8.- El deber de encarnar una ética facilitadora del encuentro entre iguales, congruente con la exigencia de ampliar los horizontes de respeto a todos y cada uno de los seres humanos.
9.- El deber ser de formar hombres y mujeres libres capaces de autonomía moral.
10.- El deber de estar consciente de que la docencia como profesión se única en un contexto social, institucional, grupal e individual, de ahí su deber moral de no poder desconocer las relaciones y determinaciones en ninguno de estos niveles, pues no todos los obstáculos a los que seenfrenta el docente en el salón de clases seoriginan ahí solamente, sino que son reflejo de unproblema social más amplio que repercute en la sociedad misma.
Lineamientos éticos de la profesión docente
Herbert Spencer (1820-1903), naturalista, filósofo, psicólogo, antropólogo y sociólogo británico. Uno de los más ilustres positivistas de su país. Ingeniero civil y de formación autodidacta, se interesó tanto por la ciencia como por las letras.
Spencer dejó escrito un libro sobre el Origen de las profesiones en clave evolucionista. En él se presenta el nacimiento delas diferentes profesiones como un paso evolutivo en el crecimiento de la vida.
"El profesor, tanto por la instrucción que suministra como por la disciplina que impone, hace a sus alumnos capaces de adaptarse a cualquier ocupación de un modo más efectivo y obtener provechos para su subsistencia y aumenta la vida".
En tal sentido podemos decir que existen tres principios fundamentales en la contribución docente al desarrollo y perfeccionamiento de la ética en la educación:
1.- El principio de beneficencia. Decía Platón que ningún "arte" se ejerce para el bien del que lo ejerce.
Un profesional ético es aquél que hace el bien en su profesión haciendo bien su profesión. No hay nada más moralizador que cada cual haga bien lo que tiene que hacer, lleve a cabo cada actividad procurando realizar el bien al que esa actividad está intrínsecamente orientada.
El ejercicio éticamente responsable de la función docente lleva consigo al menos estos deberes y responsabilidades: ante todo enseñar, entendiéndola enseñanza como ayudar a aprender. Enseñar presupone saber, haber aprendido lo que enseña y estar al día en la materia que enseña, de la que es profesor.
2.- El principio de autonomía.Este principio en el ámbito de la docencia se articula mediante un diálogo y colaboración entre el profesor y los alumnos en beneficio de una mejora de la calidad docente y discente, tendiente a suprimir o a aminorar la desigualdad del punto de partida. Hay que estar dispuestos a fomentar toda la igualdad que sea realmente posible, asumiendo con el mismo realismo las desigualdades que hoy por hoy sean inevitables en orden a que mañana no lo sean.
3.- El principio de justicia. Según éste principio, los primeros deberes de justicia consisten en que cada uno cumpla con "su deber", es decir, con lo que se le ha encomendado, lo que se espera que haga al encomendarle el puesto o cargo de profesor en donde ejercerá la docencia, sin extralimitarse. En este ámbito hay que situar tanto las obligaciones y derechos de todas las partes que intervienen en el proceso de formación.
Así hablamos de equidad e igualdad, en el sentido de que su propósito principal es eliminar toda forma de discriminación entre hombres y mujeres y lograr la igualdad en derechos, oportunidades, responsabilidad, acceso a la educación, participación social y ciudadanía.
Por todo ello, no basta con enseñar bien (principio de beneficencia) y respetar a las personas (principio de autonomía); hay que trabajar desde todas partes, desde todas las profesiones, muy especialmente desde las aulas, en favor de la justicia.

La Praxis ÉticoProfesional de la Educación en nuestro marco Institucional

Código de Ética del Colegio de Profesores de Chile
En un principio el código de ética profesional de profesores en Chile, plantea no solo un respeto y acato de las normas dadas, sino también con ello un respeto hacia todo el entorno que respecta la labor misma, esto tanto en el contexto social, como estructural e histórico.
Plantea también, una conducta intachable en todo ámbito, tanto en su labor como en su diario vivir, así también un actuar inspirador de superación para sí y quien lo rodee, procurando con ello el mostrarse e inspirar ser colaboradores y participativos. Siempre debe primar el dialogo ante cualquier situación que incluso no responda a las opiniones del mismo y más aún en ellas.



LO APRENDIDO 


  1. Que el docente debe de apoyar  lo necesario para mejorar el rendimiento del estudiante.
  2. El profesiones de como poder manejar la situación ante la problemática.
  3. La toma de decisiones de incorporación de todos para desarrollar  entusiasmo en en  alumno para aprender.
  4. La búsqueda  de elementos importantes en el desarrollado  de su  vida  para motivarlos  y  así  poder  olvidar  tristezas depresiones, etc. en los estudiantes. 

EVIDENCIA  



 

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